Diario Reflexivo. La pintura de Monet y su relación con la música
Este último trimestre he estado trabajando en el conservatorio una obra impresionista, ésta es la Sonata en Do sostenido de Fernande Decruck para saxofón. Y quien esté leyendo esto pensará, ¿y por qué nos estás contando esto si este es un Portafolio de artes plásticas? Bien pues, pintura y música guardan infinidad de similitudes. Y es por ello por lo que, antes de ponerme a tocar la obra y estudiar su musicalidad, me tuve que informar un poco más a cerca del arte impresionista, concretamente, sobre la pintura impresionista. Pues, lo que trata la música impresionista es de plasmar imágenes, texturas, sensaciones (nunca historias) a través del juego con la capacidad del sonido, con su color, con su timbre. Por lo que, decimos que tiene un carácter evocador y sugestivo.
Asimismo, la intencionalidad de la pintura impresionista "abre al espectador los ojos hacia la técnica y al color" plasmando paisajes cotidianos desde las perspectivas más diversas y con los colores más puros. La intención reside en plasmar el movimiento del paisaje, la naturalidad de las formas y la pureza.
Consecuentemente, vemos los rasgos comunes que guardan ambas expresiones artísticas, de evocadoras de sensaciones a través de la exploración del color, de creación de atmósferas a través de la contemplación desde diversas perspectivas.
No obstante; ¿qué es el impresionismo?
El impresionismo es la corriente artística que surge en el siglo 19 en Francia como consecuencia de un cambio en la mentalidad del pueblo, a causa de los diversos acontecimientos sociales (la revolución industrial, la revolución Francesa, las reformas burguesas...).
El nombre de Impresionismo tiene su origen en la obra llamada "Impresión" (1874) de Claude Monet.
Fernande nació en Francia, en el año 1826, dónde comenzaría a formar como pianista a partir de los 8 años. Ingresaría en el conservatorio de Tolousse y ganaría diversos premios de composición. También era una gran intérprete de órgano. Más tarde, conoce al que más tarde sería su marido: Maurice Decruck. Éste era contrabajista, clarinetista y saxofonista. Su marido consiguió abrir una editorial de Música, gracias a la cuál pudo publicar muchas de sus composiciones (aunque muchas de ellas tuvieron que ser en un principio bajo el nombre de su marido, puesto al papel social que ocupaba en aquel momento la figura femenina). Su carrera compositiva no fue nada fácil, pues hubo una temporada de su vida en la que tan sólo tenía tiempo de componer por la noche, mientras que sus hijos dormían, sin contar con la ayuda del piano.




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